SEMBLANZA DE UN SANTO.
PADRE JORGE MURCIA
RIAÑO.
Nació en Bogotá el 20 de
octubre de 1895 en el corazón de una familia católica, donde se vivía un profundo
ambiente familiar y reinaba el amor, el dialogo y la comprensión. Su infancia
se deslizo en medio de la sencillez y dicha de un hogar cristiano, embalsamado
de piedad y alegría, con las travesuras propias de un niño y con rasgos donde
se vislumbraba una vocación futura, en sus juegos imitaba a los sacerdotes
celebraba misas organizabas procesiones y predicaba.
Su madre le
proporcionaba lo necesario así que le tenía un altar y ornamentos propios de su
tamaño, sus hermanos y primos escuchaban sus sermones.
En este hogar patriarcal
empezó a gestarse la vocación de un santo, él era muy cariñoso, estudioso y
responsable.
Sus primeras letras las aprendió
en un colegio particular dirigido por una gran pedagoga de ese época, luego sus
padres lo ingresaron al colegio San Bartolomé de los Padres Jesuitas, tenía
grandes dotes, especialmente su espíritu
poético con sus composiciones y poesías que se conservan en el museo de la
comunidad.
Tuvo la dicha de hacer
su primera comunión el 21 de junio, fiesta del santo de su devoción San Luis
Gonzaga, su corazón ardía de un profundo amor a la Eucaristía y un gran respeto y adoración al Santísimo Sacramento.
También se destacaba en el su amor profundo a la Santísima Virgen María a quien
siempre le hizo hermosas composiciones poéticas.
En el colegio San Bartolomé
realizo varias iniciativas apostólicas organizando allí una congregación
juvenil, bajo el patrocinio de San Luis Gonzaga, con el fin de promover la
piedad y el amor a la Santísima Virgen entre sus compañeritos.
Inicia sus estudios en
el seminario mayor de Bogotá a los 13 años en 1909, allí también continuo sus
experiencias apostólicas. Cuando tenía 16 años propuso a sus padres el deseo de
continuar sus estudios en Roma, inmediatamente recibe la aprobación de sus padres
y se dispone a partir para Roma a continuar sus estudios eclesiásticos en la
Universidad Gregoriana y ser alumno del Colegio Pio Latino, teniendo allí como
grandes amigos y compañeros a Emilio de Brigard, compañero de viaje, Miguel
Darío Miranda más tarde Arzobispo Primado de México.
En la Universidad
Gregoriana, realiza sus estudios de Filosofía, Derecho Canónigo Latín,
Teología. Obtiene el título de doctor en Filosofía y Licenciado en Teología de
la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Ordenado sacerdote en
Roma el 28 de octubre de 1918 por el
Excelentísimo Señor Cardenal Pompili, Vicario de su Santidad el Papa Pío XI, en
la capilla del Colegio Pío Latino Americano. Celebró su Primera Misa en la
Cripta Vaticana de San Pedro y Pablo.
A su regreso a Colombia
1919, recibe diversos cargos a los que se dedica con alma de apóstol Capellanía
de la Escuela de San Vicente de Paúl y de la Iglesia de la Enseñanza cátedras en el Seminario Conciliar, y en el Colegio Nuestra Señora del Rosario, además
es encargado de construir el Monumento a Nuestra Señora en el cerro de Guadalupe.
Funda la Liga de Damas Católicas el 12 de
octubre de 1920 bajo el amparo de la Santísima Virgen de Guadalupe para
responder a las necesidades de los cambios históricos sociales, económicos,
políticos y religiosos que se iban dando ya que en este tiempo surge el protestantismo.
Además la masonería, y el comunismo adquieren fuerza.
La mujer comienza hacer
su entrada en el mundo del trabajo, a tomar parte decisiva en cada una de las
faenas humanas y hace su entrada en los sindicatos.
El Padre Murcia continuò dando respuesta con
la fundación de grandes obras a las necesidades del momento histórico de la época, especialmente
con la fundación del Yocismo en Bogotá, el 25 de diciembre de 1932 en la que
aglutinaría toda la juventud trabajadora de Colombia.
El 8 de diciembre 1932
bajo el patrocinio de la Inmaculada Virgen María funda su obra culmen: la
Compañía de San Juan Evangelista, para asumir su gran obra apostólica su fuego
misionero y su anhelo insaciable de hacer Reinar a Jesucristo en todos los ambientes, en particular en el mundo
juvenil y en el mundo obrero.
El Padre Jorge Murcia
Riaño, después de realizar su gran obra apostólica en Colombia, parte a la Casa
del Padre el 15 de noviembre de 1944.
Apóstol social del amor y la justicia, reconocemos
el valor de su vida su camino de espiritualidad, su compromiso social en la
Iglesia: “ Ser para la juventud una luz de verdad llena de amor. Y como dijo su
hermano “mi conciencia proclama que él fue santo”.
Hoy tenemos conciencia
de su santidad y la constatamos en el testimonio de su vida, razón por la cual
se ha iniciado su proceso de canonización, proclamado en este momento Siervo de
Dios y a quien pronto veremos reconocido por la Iglesia en los altares como
santo y Patrono de la Juventud Trabajadora.
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